Hola,
¿Leísteis nuestra primera entrada en el blog? En ella os empecé a contar como empezó todo. Así que hoy, toca continuar...
Cada una de las marcas con las que trabajamos fue escogida una vez las probé. A Marieta le iban haciendo regalos o yo misma le encargaba prendas de firmas que me llamaban la atención. Una vez las tenía en mis manos, las lavaba, veía sus acabados y todos los detalles llamaba a las fábricas. ¿Qué mejor me ofrecer a tus clientes la misma ropita que tienes en el armario de tu propia hija?
En esa idea he basado la filosofía de mi empresa. Si yo no lo compraría, si tengo dudas de si Marieta (y ahora Julieta) lo podrían vestir o si al ver una marca o colección me genera inseguridad tengo claro que no lo quiero en mi casa y por extensión en la vuestra.
Sabía que quería producto nacional, tenemos muy buenas firmas en España y hay que apoyarlas. ¿Sabéis que en gran parte de América la ropa infantil española es súper top? Nuestros clientes de por allí están encantadas con la calidad de nuestras prendas, ¿verdad mamis? Pues nosotros tenemos la suerte de tenerla cerquita, ¡vamos a aprovecharnos!
Así poco a poco, tras varias negativas y mucha insistencia conseguí a los que para mí son los mejores. El algodón de Calamaro, el punto de Juliana y MacIlusion, los detalles cuidados y diseños de Marta y Paula o Martín Aranda. Las piezas perfectas de ceremonia de Mikamama. O los leotardos y calcetines de Cóndor, ¿los habéis probado? ¡No se hace ni una bolita!
Todas ellas empresas española, con confección y diseño nacional, y grandes equipos humanos detrás.
Y tras conseguirlos, sin más, la rueda compenzó a girar...